sábado, 19 de febrero de 2011

LA LENGUA MATERNA COMO ELEMENTO AFECTIVO Y BASE PARA EL APRENDIZAJE

     La lengua materna se ha identificado tradicionalmente con la lengua familiar o con la lengua de la madre -aunque hay casos en los que la lengua de la madre no se corresponde con la lengua mayoritariamente hablada por la familia- por ser esta la primera lengua que escuchan, hablan y aprenden las niñas y los niños desde su nacimiento. Aunque no resulta fácil definir “lengua materna”, podemos considerar lengua materna a aquella que una persona relaciona directamente con su cultura de origen, independientemente de quién haya sido la persona o el colectivo que la haya transmitido.
     El reconocimiento, aprecio y respeto hacia las diferentes lenguas maternas de las ciudadanas y ciudadanos es fundamental porque si no respetamos y potenciamos las lenguas maternas, estas corren el peligro de que dejen de hablarse y que incluso desaparezcan, lo cual conllevaría un grave empobrecimiento cultural y bloquearía el diálogo intercultural. La Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos indica, en su artículo 23, que “toda comunidad lingüística tiene derecho a usar su lengua y a mantenerla y potenciarla en todas las expresiones culturales”, por lo que hemos de defender el derecho a hablar la lengua materna, a apreciarla y potenciarla. Las lenguas maternas sirven para que nos comuniquemos, por supuesto, pero no hay que olvidar que sirven también de vehículo de expresión de ideas, de inquietudes y de sentimientos.


     Cuando hablamos de lenguas maternas es inevitable pensar en que, desafortunadamente, aún siguen existiendo lenguas “de primera” y lenguas “de segunda”. Si en la escuela hay niñas y niños cuya lengua materna es, por ejemplo, el inglés o el francés, la lengua materna se verá apreciada, favorecida e incluso alabada públicamente con frases como “¡qué bien que eres bilingüe/trilingüe!”. Sin embargo, si nos encontramos ante una niña de procedencia marroquí, senegalesa, etc. las posibilidades de que disminuya la atención hacia su lengua -llegando incluso a obviarse- se elevan sobremanera. Las lenguas “de primera” son sólo unas pocas y ocupan un lugar privilegiado no por méritos propios, sino debido a razones geográficas, sociales y políticas. Estas lenguas prestigiosas, junto con las llamadas “lenguas minoritarias”, las lenguas que están en peligro de extinción y las lenguas de lugares lejanos a nuestro entorno, tienen en común que son concreciones del lenguaje, es decir, de la capacidad que todos los seres humanos poseemos para comunicarnos.

Verónica Rivera: "La lengua materna como elemento afectivo y base para el aprendizaje". Artículo completo publicado en http://aulaintercultural.org/article.php3?id_article=4000

1 comentario:

  1. El reconocimiento no es suficiente. La puesta en valor de la lengua materna es vital para su existencia.Me quedo con esto;

    "Las lenguas maternas sirven para que nos comuniquemos, por supuesto, pero no hay que olvidar que sirven también de vehículo de expresión de ideas, de inquietudes y de sentimientos"

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