viernes, 7 de enero de 2011

ÁRABE Y COMPLEJOS

Hace unos meses Juan Luis Aróstegui publicó en los medios de comunicación locales un artículo que hemos anexado en el apartado "Te interesa leer" y del que ofrecemos aquí un fragmento:

      "El uso del árabe en Ceuta es una realidad indiscutible que hay que aceptar con naturalidad. Y que es preciso normalizar haciendo compatible el derecho de los individuos a expresarse en su lengua materna, con el respeto a las reglas de convivencia que establece nuestro cuerpo legal.
     Una de las derivaciones más nocivas de esta anomalía es su incidencia en el ámbito docente. El fracaso escolar en Ceuta es escandaloso. Es cierto que los factores que influyen en este hecho son variados y están interrelacionados, siendo muy difícil determinar la proporción en la que contribuye cada uno de ellos. Pero esto no debe servir de excusa para justificar la inacción, porque lo que también es incuestionable es que la dificultad en el manejo del idioma perjudica decisivamente el proceso de aprendizaje. Es muy complicado transmitir conocimientos desde la incomunicación. La fractura intelectual se ensancha a medida que aumenta el nivel de abstracción de los conceptos impartidos. En educación secundaria el fracaso es casi obligatorio.  
       Esta situación no es excepcional en nuestra Ciudad. El alumnado que tiene el árabe como lengua materna, y se desenvuelve en español con limitaciones, es ya mayoritario entre la población escolar de educación primaria (en muchos centros el cien por cien). El árabe ya está en las escuelas. Se oye en los pasillos, en los recreos, en las clases... Pero no existe para la política educativa. Para el poder establecido, garante de una ideología inquisitorial y retrógrada, se trata de un problema particular de los individuos afectados, que tienen que corregir por su cuenta y por “su bien”. Estamos cometiendo, o tolerando, un acto de irresponsabilidad cruel e injusta. No se puede culpabilizar ni condenar a un niño de tres años por hablar como le dicta su instinto. 
     En realidad es una patología del sistema educativo que tenemos la obligación moral de abordar de manera inaplazable. Dejando al margen sus connotaciones políticas. Es un gravísimo error utilizar el árabe en los colegios como un arma arrojadiza de doble dirección. No se puede interpretar ni como una derrota por unos, ni como una conquista por otros. Porque esta superflua diatriba termina sacrificando a miles de inocentes. En primer lugar, la pedagogía debe ofrecer un diagnóstico rigurosamente científico del modo en que el uso del árabe como lengua preferente por parte del alumnado, contamina los procesos de enseñanza aprendizaje; y proponer, en consecuencia, un elenco de alternativas posibles para superar las deficiencias halladas. 
     Sólo a partir del conocimiento de los aspectos técnicos de la cuestión debe abrirse el correspondiente debate político, sopesando la idoneidad y oportunidad de cada una de las estrategias propuestas. Sin apriorismos. Situando los derechos que asisten a los ciudadanos como irrenunciable epicentro de las decisiones. Y desde la plena convicción de que igualdad y diferencia son conceptos hermosos cuando se fusionan inteligente y generosamente". 

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